Un termo eléctrico es un equipo que produce agua caliente sanitaria (ACS) mediante resistencias eléctricas por el efecto Joule que transforma la energía eléctrica en calor. El agua caliente es almacenada en un depósito acumulador, de forma que se pueda mantener una reserva de agua caliente preparada para su uso en cualquier momento.

Su sencillez de funcionamiento y montaje lo hace un equipo ideal para aplicaciones con dificultad de acceso a otros sistemas de calentamiento de agua (como gas natural) o en climas templados donde no se dispone de instalación de calefacción. Su principal desventaja radica en su alto consumo eléctrico que lo hace poco rentable en zonas muy frías.

En su funcionamiento, el agua fría que proviene de la red general entra por la parte inferior del termo y es calentada a través de una resistencia eléctrica hasta una temperatura aproximada de 60ºC regulable por el usuario a través de un termostato.

Instalación de termos eléctricos

Se trata de un equipo que se conecta directamente a la red eléctrica a través de una base de enchufe convencional de 16 Amperios, con toma de tierra. Es aconsejable instalar un interruptor de corte bipolar, que permita la fácil desconexión del termo, en el momento de utilizar el baño o ducha.

Lo normal es colocarlos cerca de los puntos de consumo de modo que si los puntos de utilización del agua caliente se encuentran a bastante distancia, es recomendable utilizar dos o más equipos, para evitar pérdidas de calor en las tuberías.

No necesitan ni ventilación ni chimeneas ni salida de gases.

Teniendo en cuenta que para una ducha se suelen consumir alrededor de unos 30 litros de agua se puede proyectar que para cada persona que vive se deben acumular entre 30-40 litros de agua caliente sanitaria. Así, por ejemplo, para una vivienda de 4 habitantes sería lógico utilizar un termo de unos 120-150 litros.

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